En la vida diaria estamos acostumbrados a leer y elaborar textos (un trabajo de clase, un examen, una explicación del profesor, un artículo de una revista), que nos transmiten información de diverso tipo. Todos ellos tienen en común la intención comunicativa de exponer, de forma clara y eficaz, un conjunto de datos o contenidos sobre un tema determinado. A este tipo de textos lo denominamos expositivo.
La información que aporta un texto expositivo incluye datos diversos y explicaciones; quien emite el mensaje no pretende dar su opinión -ello daría lugar a un texto argumentativo-, sino explicar las cosas tal cual son, es decir, pretende transmitir conocimientos. Por eso, porque habla de la realidad, predomina la función referencial (también llamada "representativa") del lenguaje.
El proceso de lectura
En la redacción de una exposición todo se organiza en torno a un tema, por este motivo, cuando leemos o escuchamos un texto de este tipo, en muchas ocasiones tienen un título que nos indica desde el principio sobre qué trata. Si no lo hay, probablemente, en el primer párrafo se nos orientará sobre su contenido para comprenderlo mejor. El título puede aparecer formulado con una frase nominal, en la que habrá un sustantivo central y una serie de complementos para concretarlo: por ejemplo, "La población rural de Galicia", "Fauna y flora en las islas Cíes", etc.
Cuando estés ante un texto expositivo, recuerda que no eres un receptor pasivo, sino que debes reflexionar sobre el tema: seguramente algo ya sabes, por lo que podrás establecer relaciones entre tus conocimientos y los que el autor aporta. Además, el autor o autora tratará solamente ciertos aspectos o detalles del tema en cuestión: es imposible abarcarlo todo, y menos en una extensión relativamente breve. Por esta razón, también debemos comprender, al leer o escuchar una exposición, cuáles son los límites de su contenido: siempre hay una idea principal que funciona como "una columna vertebral" que articula todo el texto.
Características del texto expositivo
Una buena exposición tiene como características fundamentales la claridad, la objetividad y la precisión; para que el lector no se pierda, el autor debe seguir un orden en la exposición; debe ser objetivo, es decir, no ofrecer sus opiniones o valoraciones; y ser preciso, para evitar ambigüedades: que algo pueda ser interpretado de formas distintas.
En muchas ocasiones, puede suceder que el autor presente su opinión, entonces el texto se convierte en argumentativo con partes expositivas, y lo denominamos expositivo-argumentativo.
En cuanto a la claridad en la exposición, si encuentras palabras que desconoces, conviene que busques su significación en el diccionario; así ampliarás tu léxico.
El texto debe también ser completo: presentar todas las informaciones consideradas relevantes sobre el tema tratado y el fin pretendido, y estar documentado con los datos oportunos.
No todas las exposiciones son iguales. Podemos diferenciar varios tipos, que veremos más adelante, en el apartado de clasificaciones. Pero hay uno que conoces bien: los libros de texto, por ejemplo, son textos expositivos. Y esto mismo que estás leyendo es obviamente una exposición.
Claridad
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A continuación te mostramos una serie de indicaciones para conseguir mayor claridad en la elaboración de tus propias exposiciones:
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Dividir en párrafos. La organización en párrafos permite que sea evidente la forma de distribuir la información. Observarás que un texto de este tipo se divide en general en párrafos, a fin de que las informaciones que se presentan sigan un orden. El primer párrafo debe dejar claro el tema tratado.
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Ordenar. Si el texto es extenso, conviene que haya títulos para los diversos subapartados, o recurrir a sistemas de enumeración.
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Incluir mapas, fotografías, cuadros, esquemas y diagramas. El tema de cada texto determinará qué elementos gráficos se incluirán. Por ejemplo, un texto que trate de la geografía física de Andalucía seguramente incluirá mapas con los ríos, las costas, los valles y las montañas, con fotos de algunos detalles concretos.
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Elegir un lenguaje adecuado. Las oraciones serán en general breves y sencillas, pues se presentan detalles diversos.
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Plantear aclaraciones, explicaciones y ejemplificaciones.
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Utilizar los marcadores del discurso y los conectores más adecuados (ver 3.1b), de acuerdo con el tipo de relaciones que queramos establecer entre los distintos párrafos y las ideas expuestas.
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Precisión
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Empleo de palabras monosémicas, que no se presten a confusiones de interpretación y solamente tengan un significado. Esto ocurre especialmente en los textos científicos, en los cuales descubrimos terminologías características de cada ciencia. Las palabras propias de cada ciencia o técnica se denominan tecnicismos.
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Abundancia de definiciones. Es frecuente encontrarlas para aclarar los distintos conceptos o detalles. Por ello, encontraremos muchas oraciones copulativas con el verbo ser, que definirán los conceptos.
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Objetividad
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En los textos expositivos carece de importancia la opinión del autor, sus gustos, sentimientos, preferencias o valoraciones. Por ello:
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El número de adjetivos es reducido. Se emplean en general con valor especificativo y, en todo caso, no transmiten valoraciones del emisor del texto.
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Se emplea el modo indicativo. Muchas veces aparece el presente de indicativo por su valor intemporal (es decir, que vale para todo tiempo y lugar: el teorema de Pitágoras, por ejemplo, se expresa en presente con valor intemporal: no es algo que sea cierto ahora, y que mañana deje de serlo.)
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Se utiliza la tercera persona, en oraciones de modalidad enunciativa.
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Se recurre con frecuencia a oraciones impersonales o de pasiva refleja (ver 2.6). Oraciones impersonales son, por ejemplo, "Llueve", "Nieva"; el verbo hacer en 3ª persona singular como en "Hace frío/calor"; el verbo haber, también en 3ª persona singular, en "Hay/había mucha gente"; existen más casos. En cuanto a la pasiva refleja, se forma con la partícula se + verbo + sujeto que recibe la acción: "Se utiliza la tercera persona" es un ejemplo.
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Clasificaciones
La primera distinción la podemos plantear en torno al grado de dificultad en la comprensión del texto. Cualquier tema puede ser expuesto en distintos niveles de dificultad.
TIPOS DE TEXTOS EXPOSITIVOS SEGÚN SU GRADO DE DIFICULTAD
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EXPOSICIÓN DIVULGATIVA
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El que emite el mensaje se dirige a un público no especializado. El lenguaje empleado suele ser sencillo, sin incluir muchos tecnicismos, fórmulas químicas o notaciones matemáticas complicadas.
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EXPOSICIÓN ESPECIALIZADA
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El emisor se dirige a un público al que presupone conocimientos previos en la materia; es de difícil comprensión para el resto. El lenguaje es más complicado, suele incluir tecnicismos propios de la materia tratada, fórmulas especiales, etc.
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TIPOS DE TEXTOS EXPOSITIVOS SEGÚN EL CANAL COMUNICATIVO Y EL FORMATO
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EXPOSICIÓN ORAL
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Los textos expositivos pueden ser orales o escritos. Si son orales, normalmente no se basarán solo en la lengua, sino que se recurrirá a distintos formatos, sobre todo audiovisuales (presentaciones en PowerPoint, gráficos, vídeos, etc.)
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EXPOSICIÓN ESCRITA
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Los textos escritos también pueden incluir gráficos, diagramas y mapas conceptuales; las imágenes que incluyas deben estar siempre relacionadas con el texto.
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Adaptada de:
Guillermo Diamante Colado y Laura Morales López, Análisis y comprensión de textos, CC BY-NC-SA.
Excepto cuando se especifiquen otros términos, este Manual de gramática y composición se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.