¿Te has parado a pensar alguna vez en el rico proceso, ejemplo de trabajo en equipo, que desarrollan distintos organismos para obtener el humus necesario para que el suelo se enriquezca y fertilice?
Los millones de hojas de un bosque primaveral cambiarán de color al llegar el otoño, morirán y caerán al suelo; al verano siguiente, esas frágiles hojas otoñales se habrán transformado gracias a la acción del calor, las lluvias, las bacterias y los hongos, en una blanda alfombra. Una nutrida hueste de activos jardineros (lombrices de tierra, babosas, caracoles, ciempiés, cochinillas y larvas de insectos) ingiere estos fragmentos, haciéndolos aún más pequeños y acelerando el proceso de descomposición.
Por último, los microorganismos realizan la etapa final del proceso, concluyendo la descomposición de las hojas, que quedan transformadas en humus, oscuro y nutritivo.
Así pues, observamos nuevamente que nada en la Naturaleza sucede de forma casual, sino que la finalización de un proceso supone el inicio de otro, en una cascada infinita que tiene como fin mantener la vida y la biodiversidad en nuestro planeta.
(Fuente: Becerril Pérez, José Antonio, y otros, Lengua castellana y literatura. Madrid. Intef/MECD, 2011. Cap.2, “La exposición. Definiciones y ejemplos”. Lic. CC BY-NC-SA 3.0 ES).
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